Torres tiene rincones increíbles para perderse y espacios inolvidables donde disfrutar del momento presente. Cuenta con una ubicación especial, en pleno Parque Natural de Sierra Mágina, desde donde parten rutas originales con las que conocer las particularidades de su entorno. Un interesante pasado dibujado por grandes hitos a lo largo de los siglos...
Puesto que nos alojamos en el Hotel Rural Puerto Mágina, a menos de 3 km de Torres, no podíamos dejar de visitar éste pintoresco pueblo. Se encuentra situado en la ladera de un monte, en la parte noroccidental de la comarca de Sierra Mágina, en la provincia de Jaén. Torres nos ofrece una hermosa imagen de casas blancas y callejones sinuosos rodeados de bellos parajes naturales.
Limita con los municipios de Jimena, Albanchez de Mágina, Cambil, Pegalajar y Mancha Real. El pueblo está bordeado por los montes: Aznaitín, Monteagudo, Cárceles, Ponce y Almadén. La localidad se eleva a 888 metros sobre el nivel del mar y se extiende por el valle del río Torres. A unos 35 km se encuentra tres bellas ciudades como son: Jaén, Baeza y Úbeda.
Los alrededores de Torres poseen un gran valor paisajístico gracias a la abundancia de agua y las zonas de vegetación arbórea donde predominan los encinares, quejigales, pino carrasco o salgareño. De su paisaje sobresalen los parajes de Fuenmayor, Navaparís y, en primavera, la cascada del Zurreón, donde además puede contemplarse el valle teñido de blanco por los cerezos en flor. Por su situación geográfica posee muchos manantiales de agua ya que consta de un clima muy lluvioso.
La economía de Torres se basa, como toda la provincia de Jaén, en el cultivo del olivar como principal recurso de las familias locales. Otras actividades son: la agricultura con el cultivo especializado de la aceituna y de la cereza, el turismo rural y la construcción.
Ya desde la carretera y antes de entrar al municipio de Torres, nos impactó la belleza del paisaje con las grandes montañas al fondo y el bonito pueblo blanco a sus pies.
Cuesta de la Pila
Comenzamos la visita en la Cuesta de la Pila, lugar de reunión de los torreños desde tiempos inmemoriales. Es el centro neurálgico de la localidad y constituye el punto de encuentro de la mayoría de las citas turísticas. Al lado, se dibuja el entramado urbano de casas blancas asentadas en calles empinadas, jalonado por pilares de los que brotan agua y nos hacen recordar que la historia de Torres siempre ha estado ligado a ella.
Plaza de España
Desde la Cuesta de la Pila bajamos por la calle Baltasar Garzón Real hacia la plaza de España, donde podremos apreciar el Arco de la Plaza y en lo alto del pueblo el Reloj de la Muralla. Esta plaza representa el símbolo del Renacimiento de la localidad como el primer espacio que se formó extramuros en la villa como consecuencia del incremento demográfico experimentado desde finales del siglo XV. Aquí también se encuentra el Ayuntamiento.
Arco de la Plaza
El Arco de la Plaza es un elemento arquitectónico que estaba emplazado desde el siglo XIX en el mismo lugar que ahora contemplamos pero que fue reducido a escombros en torno al año 1965, tras la demolición del antiguo Ayuntamiento. Recuperado para el disfrute del vecindario y el visitante en 2012, tiene una altura de ocho metros y cincuenta centímetros y un ancho de cuatro metros y cincuenta centímetros, es decir, unas medidas tan precisas como las del original.
Reloj de la Muralla
El Reloj de la Muralla se encuentra donde se situaba la construcción más significativa de la Edad Media de Torres: el castillo y su muralla que, partiendo de él, bordeaba la villa. Del castillo solo queda una de las tres torres que lo formaban, que hoy acoge el reloj municipal construido en 1933, de ahí su denominación (de la muralla). La originalidad del enclave del mismo obedece a la pretensión de la entonces Corporación Municipal que deseaba que todos los vecinos lo oyeran y buena parte lo vieran desde cualquier punto del municipio.
Iglesia parroquial Santo Domingo de Guzmán
Desde la plaza de España, por la calle Jesús Castillo Solís, se llega en dos minutos a la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán. Se construyó entre los siglos XVI y XVII en estilo renacentista sobre una antigua mezquita.
En el interior destacan la Pila Bautismal, una pieza mudéjar de finales del siglo XV de las que se conservan 14 ejemplares similares en toda España y la Virgen de Nuestra Señora de la Esperanza del siglo XVII, recientemente restaurada.
Desde el coche pudimos fotografiar la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán con sus 8 majestuosos arcos de casi 10 metros los más grandes, en los que parece colgarse la Iglesia Parroquial. Se construyeron para abrir un nuevo acceso a la iglesia.
Mirador Lonja de la Iglesia
En uno de los accesos laterales del templo Parroquial Santo Domingo de Guzmán, encontramos la “Lonja de la Iglesia”. Se trata un excepcional mirador desde donde obtendremos unas maravillosas vistas del pueblo, las montañas y gran parte de los alrededores.
Rambla de San Gil
A continuación, bajamos de nuevo hacia la plaza de España, para tomar la calle Corredera, cruzando el Arco de la Plaza, donde a unos metros se encuentra la Ermita de El Santo. Antes de llegar al templo, nos encontramos con la Rambla de San Gil. Se trata de un canal que atraviesa el pueblo de arriba abajo. Este cauce de agua se creó de forma natural como consecuencia de una gran tormenta que arrasó la localidad el 1 de septiembre de 1843. Causó la muerte de 55 personas y dividió el municipio en dos. Podemos hacernos una idea de cuál fue la magnitud del desastre pues todo ese terreno ahora convertido en avenida, estaba ocupado por viviendas que fueron literalmente arrastradas por la fuerza de enormes piedras y gran cantidad de agua.
Ermita de “El Santo”
Al final de la calle nos encontramos con la Ermita de El Santo. En la comarca de Sierra Mágina, San Sebastián fue conocido como “El Santo”, de ahí la dedicación de esta pequeña iglesia al mismo desde el siglo XVI. En el siglo XIX la ermita quedó reducida a escombros, y en el XX se volvió a levantar.
Alberga en su interior algunas obras de valor como un lienzo con un Ecce Homo pintado al óleo del siglo XVII, otro lienzo de la Divina Pastora del siglo XVIII o una talla de Cristo Crucificado del siglo XX.
Paseando por el pueblo
Paseando por Torres, pudimos apreciar la reconstrucción de la antigua muralla que circundaba la localidad.
Antes de irnos, nos encontramos con éste cartel a modo de mosaico donde se encuentra el nombre del magnífico complejo de turismo rural donde nos alojamos. Me llamó muchísimo la atención por la mariposa que allí se veía, muy parecida a la mariposa Morfo Azul que yo llevo tatuada en mi espalda. Por si no lo sabéis las mariposas me encantan…¡Son bellísimas!…
Manantial de Fuenmayor
Otra cosas que ver en el pueblo de Torres son: el Palacio de los Marqueses de Camarasa del siglo XVI de la escuela del maestro Andrés de Vandelvira; algunas casas-cueva del lugar o el Parque Municipal. A pocos kilómetros del pueblo se encuentra el precioso Manantial de Fuenmayor (imagen de arriba), que veréis en el siguiente post.
Puesta de sol
En los alrededores pudimos contemplar una magnífica puesta de sol entre montañas. Justo a sus pies, el pueblo de Torres y a la espalda el complejo de turismo rural donde nos alojamos: Puerto Mágina. Una ubicación especial, en el corazón del Parque Natural de Sierra Mágina. Todo esto y más, hacen de éste sitio un lugar ideal para disfrutar de unos increibles y magníficos días de ocio y relax.
Manantial de Fuenmayor: Donde el agua cobra vida en Sierra Mágina
Albanchez de Mágina: Bellos rincones y vistas espectaculares
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