En el centro del Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, en un «valle escondido» entre los municipios de Alájar y Aracena, se encuentra Linares de la Sierra, un pintoresco pueblecito donde parece que el tiempo se ha detenido.

Linares de la Sierra es un municipio de la provincia de Huelva que cuenta con menos de 300 habitantes. El gran atractivo del pueblo es el entorno natural donde se encuentra esta localidad serrana. Es un hermoso valle con sus dehesas y pequeñas elevaciones cubiertas de bosques de encinas, alcornoques, castaños y monte bajo, por donde cursan numerosos arroyos, ideal para la ganadería, especialmente para el cerdo ibérico. Desde aquí parten varias rutas de senderismo.

Del pueblo, cabe destacar la imponente iglesia parroquial de San Juan Bautista, los lavaderos, la Fuente Nueva y la Fuente Vieja, las casas blancas apiñadas, las calles empedradas con sus famosos «llanos«, y la plaza del Pueblo que se utiliza como plaza de toros una vez al año. Su casco urbano fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico gracias a su singularidad y el excelente estado de su arquitectura popular típica.

Para llegar a Linares de la Sierra habrá que tomar la carretera HU-8105, una vía de montaña serpenteante que une Aracena (a unos 8 km de Linares), con Alájar (a unos 4 km de Linares). Sevilla y Huelva se encuentran a 1 hora y media de coche aproximadamente. A los habitantes de este paraíso rural se le conocen como chicharreros.

Plaza Juan Ramón Jiménez o plaza de la Iglesia

Después de estacionar el coche a la entrada del pueblo en la avenida de Andalucía (recomendamos aparcar allí ya que se encuentra al lado del casco antiguo y las calles del interior de la villa son muy estrechas y empinadas), bajamos unas escaleras y atravesamos un bonito arco para encontrarnos con la plaza Juan Ramón Jiménez o plaza de la Iglesia.

Aunque apenas hay información de la plaza en internet, es muy amplia y cuenta con un bonito entorno arbolado y una preciosa fuente de estilo mudéjar en el centro. La plaza se encuentra en un lateral de la iglesia parroquial de San Juan Bautista.

Había varios gatos muy amigables y tranquilos a los que estuvimos acariciando y jugando.

Iglesia Parroquial de San Juan Bautista

La majestuosa iglesia parroquial de San Juan Bautista data del siglo XVIII y se caracteriza por la conjunción del estilo barroco popular sevillano con el barroco academicista que da paso al Neoclasicismo. Llama la atención por su esbelta torre, cuyo campanario es todo un símbolo del pueblo ya que puede verse desde la mayoría de puntos.

La iglesia se encontraba abierta y pudimos realizar una fotografía del interior. Por su tamaño y grandiosidad, es el principal monumento religioso del municipio y ha sido restaurado recientemente.

Fuente Nueva y Lavaderos

Después de ver la iglesia, bajamos por el pueblo y pasando el ayuntamiento, llegamos a la fuente Nueva, los lavaderos y el abrevadero. Un rincón con mucho encanto que evoca tiempos pasados. Proporciona un marco ideal para sacar fotos impresionantes con las montañas de fondo como podéis ver en la imagen de arriba.

Debajo de la fuente Nueva brota un manantial que surte de agua fresca y abastece a sus cuatro caños. Una vez supera la fuente, pasa al abrevadero donde bebían las “bestias”, para desembocar en el lavadero circular que presenta la peculiaridad de que hoy día se sigue utilizando para lavar la ropa. El conjunto en su configuración actual data del año 1908.

Rosa de los Vientos

Al lado del Ayuntamiento se encuentra un espectacular y enorme mosaico, en este caso una Rosa de los Vientos.

Plaza del Pueblo (Plaza de Toros)

La plaza del Pueblo constituye el centro neurálgico del municipio. Tiene la curiosidad de que se utiliza como plaza de toros una vez al año en las fiestas patronales, con graderíos encalados adosados en la base de la iglesia parroquial de San Juan Bautista y su entorno. Sirve además para realizar teatro al aire libre y otros eventos sociales. Cuenta con un suelo empedrado, donde destaca el escudo de la población. 

De forma circular, la plaza del Pueblo cuenta con un par de bares que instalan sus terrazas en la misma plaza. En un graderío también se puede apreciar un bello y centenario alcornoque, que da sombra y embellece al mismo. Al fondo de nuevo las montañas.

Llanos

Linares de la Sierra cuenta en sus calles con los llamados «llanos», “alfombras” o «cuadros». Se trata de un empedrado artesanal artístico que se realiza a la entrada de las viviendas de los vecinos de la localidad, en las plazas o por las calles. Cuentan con formas geométricas muy trabajadas hechas de piedra haciendo dibujos con motivos florales, de animales, escudos, religiosos… existen aproximadamente unos 300 llanos, más que habitantes.

Otra cosa que ver en el municipio es la Fuente Vieja, construida en un pequeño rincón rodeado huertas y frutales. Consta de tres chorros además de un pequeño pilar y un lavadero. El manantial del que se surte está justamente encima de la fuente. De su agua se nutren además los huertos vecinos.

A esta zona le llaman el «valle escondido» y es precioso. Linares de la Sierra nos encantó por su entorno natural y lo pintoresco de su villa. Un pueblecito que merece la pena visitar y si tenéis tiempo, realizar algún sendero por la zona.

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