A unos 8 km a las afueras de Córdoba, a los pies de Sierra Morena, se encuentra el mayor yacimiento arqueológico de España, Medina Azahara. Fue una fascinante y misteriosa ciudad que mandó construir en el siglo X el primer califa cordobés Abderramán III, entre los años 936 y 976, para mostrar al mundo su poder y su influencia.

Medina Azahara proviene del nombre en árabe Madīnat al-Zahrā, que significa la ciudad brillante. Fue destruida entre los años 1010 y 1013, siendo sus materiales reutilizados en otros lugares. Estaba pensada para ser deslumbrante, pero el sueño de crear la ciudad ideal más bella del mundo duró menos de 100 años. Las diversas guerras que azotaron Al-Ándalus en el siglo XI lo transformaron en ruinas, aunque nuevas teorías recientes sostienen que fue destruida por una cadena de terremotos. Llegó a perderse hasta el recuerdo de su nombre y el lugar exacto de su emplazamiento.

Los restos arqueológicos no volvieron a ser identificados hasta el siglo XIX y las ruinas de la ciudad comenzaron a excavarse profesionalmente en 1911, siendo declaradas Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento desde el año 1923. Se han excavado solo 10 de las 112 hectáreas de la ciudad, aunque esta zona incluye los grandes palacios. Fue declarado el 1 de julio de 2018 Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. 

Algunos de los lugares más destacados del yacimiento son: el impresionante Gran Pórtico (imagen de arriba), el Jardín Alto y el Jardín Bajo, la Puerta Norte, Edificio basilical superior, Salón Rico, Mezquita Aljama, Casa de Yafar, Casa de la Alberca, Casa Real…

La visita es gratuita para los habitantes de la Unión Europea, de tener otra nacionalidad la entrada general cuesta 1,50 euros. En las afueras del yacimiento arqueológico se levanta el museo que se inauguró en octubre de 2009 y explica la historia del conjunto y muestra las piezas más destacadas encontradas allí. Un audiovisual permite la inmersión en aquella parte de la historia de Al- Ándalus.

Los que acuden en coche deben aparcar en el parking del museo. Desde allí un autobús lanzadera conecta el museo y el yacimiento arqueológico de forma continua cada 20 minutos durante el horario de apertura del centro. El precio del bus es de 3 euros por persona para adultos e incluye la ida y la vuelta. Los tickets para el bus que sube y baja a las ruinas se deben comprar en el museo antes de montarse en él.

Recomendamos hacer la visita con guía porque aunque sea muy bonito lo que ves, no eres consciente de la historia detrás de las ruinas si no te lo explican en el momento. Su visita se considera imprescindible para todos aquellos interesados en el legado hispanomusulmán en la ciudad de Córdoba y por extensión en Al-Ándalus. Es el complemento perfecto a la Mezquita de Córdoba.

La leyenda de los almendros cuenta que el poderoso califa se enamoró en Granada de una bella muchacha llamada Azahara, y que pronto se convirtió en su preferida. Para demostrarle el amor que sentía por ella, prometió construirle la ciudad más increíble que sus ojos hubieran visto, Medina Azahara (en honor a su nombre). Para ello contrató a los mejores arquitectos, compró los materiales más preciados: mármoles, azulejos, ébano, marfil, piedras preciosas… y mandó construir hermosos jardines con flores y plantas traídas desde todos los rincones del mundo.

Sin embargo, nada parecía contentar a Azahara que día tras día, Abderramán la veía llorando. Le preguntó el motivo de su tristeza y qué debía hacer para contentarla. Azahara le respondió que no podría ponerle remedio pues lloraba por no poder contemplar la nieve de Sierra Nevada. Él le contestó; yo haré que nieve en Córdoba. Inmediatamente mandó talar un bosque situado frente a La Medina y replantarlo de almendros muy juntos unos de otros y cada primavera, cuando los almendros abrían su flor blanca, la nieve aparecía en Córdoba sólo para su amada Azahara, que no volvió a llorar.

Medina Azahara, “la perla de Al-Ándalus”, merece la pena visitarla por su belleza y su gran valor histórico. Fue una ciudad efímera que perdurará en el tiempo, como la hermosa leyenda que asegura que la más bella ciudad de occidente surgió gracias al amor de un califa hacia una bella muchacha con nombre de flor.

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