El paraíso existe y se llama La Graciosa, la octava isla de las Canarias. A tan solo 30 minutos en barco de Lanzarote, te esperan playas vírgenes de arena dorada, en un paisaje volcánico rodeado de aguas turquesas y casitas blancas. Nada de carreteras, asfalto o contaminación, tan sólo calles y caminos de arena. Un oasis de tranquilidad y relax donde se respira naturaleza por todos los rincones y de donde no querrás regresar.

Un paraíso al que se llega desde otro (Lanzarote). Tras llegar a La Graciosa y abandonar el pueblo te das cuenta de que estás en el edén y siente la soledad y la naturaleza en su estado más puro. Las playas son geniales y subir a los montes y observar desde allí toda la isla y el horizonte es espectacular. Aquella tranquilidad nos enamoró, nos hubiéramos pasado una temporadita para descubrir la vida de la isla más a fondo. Estuvimos disfrutando de la playa, el agua es muy transparente y fresquita. Más tarde aprovechamos para almorzar en un buen restaurante en Caleta de Sebo.

La Graciosa (en la imagen de arriba vista desde el mirador del Río en Lanzarote) es una isla que forma parte del archipiélago Chinijo junto con los islotes de Montaña Clara, Roque del Este, Roque del Oeste y Alegranza. Todos ellos forman parte del municipio de Teguise en Lanzarote.

El 26 de junio de 2018 la Comisión General de las Comunidades Autónomas del Senado aprobó por unanimidad una moción que reconoce a La Graciosa como la octava isla habitada de Canarias​ dejando de ser considerada como un islote, aunque continúa dependiendo administrativamente de Lanzarote.

Situada al norte de Lanzarote, de la que la separa un brazo de mar conocido como El Río. También se halla relativamente cerca de la costa continental africana. Posee unos 29 km² en los que se hallan los dos únicos pueblos del isla: Caleta del Sebo (capital insular) y Pedro Barba. Es la menos poblada de las ocho islas habitadas con unos 750 habitantes. Al igual que el resto de las Canarias, su origen es volcánico. La economía está basada en la pesca y el turismo. Su pico más alto es el de Agujas Grandes, con 266 metros.

Esta isla es para los viajeros que saben disfrutar de la naturaleza, del silencio, de la belleza, del sol y de playas solitarias. La Graciosa es probablemente uno de los pocos lugares de Europa donde todavía no hay carreteras asfaltadas. Es la más desconocida y virgen de las islas Canarias.

En los años setenta, hubo planes para la construcción de un centro vacacional, pero finalmente no se ejecutó. En la actualidad, es accesible únicamente desde el mar, aunque también posee un helipuerto. Una isla ideal para descansar y desconectar. Cuenta con vistas panorámicas de bonitas playas y mucha tranquilidad. Hay variedad de oferta de viviendas y apartamentos. Vacaciones fantásticas para el que quiera salir de las ciudades y de los hoteles llenos de gente.

¿Cómo moverse por La Graciosa?

La isla es una preciosidad, puedes ir andando a las playas más cercanas o si vas a ir más lejos puedes alquilar bicicletas o contratar una excursión en 4×4 o catamarán. Nosotros fuimos andando en dirección a la Montaña Amarilla y nos quedamos en una playa prácticamente solos. Una gozada bañarte y disfrutar de la tranqulidad.

Caleta de Sebo

Caleta de Sebo es la población principal de La Graciosa y en la que se desembarca cuando se viene en el barco de Órzola. Se encuentra situada en la parte suroriental de la isla, a 1,2 kilómetros de Lanzarote. Recibe a sus visitantes con un conjunto de casas blancas de una sola planta todas ellas con puertas y ventanas azules o verdes, y amplias calles de arena que nos recordó a la aldea de El Rocío en Huelva.

Esta pequeña localidad pesquera en la que parece que el tiempo se ha detenido, tiene todos los servicios necesarios para el día a día: supermercados, restaurantes, farmacia, cajero automático, panadería, droguería, colegio, servicio médico, negocios relacionados con actividades de ocio para hacer en la isla y hasta un museo.

En Caleta de Sebo no hay coches ni ruido de motores, y se respira pura tranquilidad. Un lugar que invita a olvidarse por completo de la civilización.

El pueblo blanco destaca entre el azul del mar y el marrón de los impresionantes acantilados de Famara. Por suerte, han mantenido la autenticidad de la isla. No hay tiendas para turistas ni restaurantes masificados con carteles como reclamo. Alejaros del puerto y caminad por el medio del pueblo. Como ya hemos comentado, las calles no están asfaltadas; de hecho, son de arena de la playa. Las casas están muy bien cuidadas y tienen las puertas y ventanas de color azul y verdes. ¡Una maravilla!.

Puerto

La vida de Caleta de Sebo gira en torno a su puerto, ya sea bien por la actividad pesquera o bien por la actividad turística derivada de los visitantes que llegan dispuestos a conocer La Graciosa. Es donde se encuentran casi todos los restaurantes y negocios relacionados con las actividades de ocio de la isla y donde, al caer la tarde, las terrazas cobran vida antes de que los visitantes cojan el barco que les lleve de nuevo a la isla de Lanzarote.

Como ya os explicamos en el post anterior, existen 2 navieras que operan durante todo el año y permiten que ambas islas estén comunicadas diariamente: Líneas Marítimas Romero y Biosfera Express. El precio por persona en ambas compañías es de 26,00 euros (-75% residentes canarios) por lo que conviene coger el barco que vaya a salir antes. Ambos tienen varias travesías diarias tanto de ida como de vuelta.

Durante la travesía, que dura unos 25 o 30 minutos, se cruza el estrecho canal de mar conocido como “El Río” entre la isla de Lanzarote y La Graciosa. Además durante el trayecto disfrutarás de unas vistas espectaculares a Punta Fariones y al Risco de Famara.

Playa de La Laja

La playa de La Laja se encuentra situada justo en Caleta de Sebo, al lado del puerto. Es una pequeña playa de arena dorada, de aguas tranquilas, turquesas y transparentes, que posee una zona de fondeo. Rodeada de las típicas casitas blancas, es ideal para las familias que no quieren andar mucho y prefieren quedarse en las proximidades del pueblo. Fácilmente encontraremos durante el día a pescadores arreglando sus redes o pintando sus pequeñas embarcaciones. Dentro de Caleta de Sebo nos encontramos con varios lugares para visitar, donde destaca la iglesia y un museo.

Iglesia de Nuestra Señora del Carmen

La Iglesia de Nuestra Señora del Carmen es la parroquia de Caleta de Sebo. Está dedicada a la Virgen del Carmen, también llamada localmente Virgen del Mar, la cual es la patrona de toda la isla de La Graciosa. Fue construida en 1945 y en 1993 fue elevada a rango de iglesia parroquial. Destaca el altar mayor con elementos de tradición marinera, el retablo mayor es en forma de barca y es el lugar donde se encuentra la imagen de la Virgen del Carmen con el Niño Jesús en brazos y el escapulario. La iglesia es de una sola nave y en ella destaca también la mesa eucarística que se sustenta en un ancla. Cada 16 de julio se realiza la tradicional procesión marítima de la Virgen. Una pena que estuviera cerrada cuando la visitamos.

Museo Chinijo

Uno de los secretos que guarda Caleta de Sebo y que sorprende paseando por sus tranquilas calles de arena, es su diminuto museo, justo detrás de la Iglesia. Es el Museo Chinijo, que así se llama, término que significa pequeño en las islas de La Graciosa y Lanzarote. La entrada es gratuita.

El mar y la tierra se unen en este curioso espacio para acercarnos un poco más a conocer la vida y la historia de esta isla que la hace tan diferente y mágica. En sus salas hallarás información entre otras cosas sobre el archipiélago Chinijo y la actividad en torno a la sal y sus salinas, pues Lanzarote es una isla productora de sal, y las salinas más antiguas del archipiélago canario, las salinas del Río, se encuentran en el estrecho que separa La Graciosa de Lanzarote, en las faldas del Risco de Famara.

Tampoco falta la fauna marina que habita en sus costas, pues esta es zona de paso y hábitat de grandes mamíferos marinos. En una de sus salas encontramos el esqueleto de un gran cetáceo.

Finalmente, la planta del aloe vera cobra protagonismo en este pequeño museo, en el que conoceremos la historia y propiedades de la misma. Las islas Canarias gracias a su clima privilegiado y a su característico suelo, reúnen unas condiciones únicas para su cultivo, y hacen de este archipiélago una de las principales regiones europeas donde se cultiva. El museo además cuenta con una pequeña tienda especializada en toda clase de productos de aloe vera, cuyas propiedades para la piel, el pelo o la salud son reconocidas en todo el mundo.

Abandonamos Caleta de Sebo para ir en dirección a la Montaña Amarilla

Después de visitar Caleta de Sebo, nos dirigimos andando al sur por la costa en dirección a la Montaña Amarilla (imagen de arriba), pasando durante nuestro recorrido por las playas del Salado y la Francesa.

Depende de la época del año en la que se vaya es más recomendable hacer el trayecto en 4×4 hasta la playa de la Francesa, que es hasta donde pueden llegar estos taxis, y desde allí caminar hasta la Montaña Amarilla, para evitar el calor del camino, ya que son todo llanuras sin sombras. Si se llega en bicicleta, igualmente habrá que dejarla en el aparcabicis que hay justo antes de la playa. Nosotros hicimos el recorrimos andando tranquilamente y hacía una temperatura ideal. El trayecto desde Caleta de Sebo paseando dura algo más de una hora y disfrutarás de las maravillosas vistas de los paisajes por los que se va pasando hasta llegar a la playa de la Cocina y la montaña Amarilla.

Playa de El Salado

Después de la playa de La Laja, que está situada en el mismo pueblo de Caleta de Sebo, la playa de El Salado es la siguiente más cercana a la localidad, a unos 15 minutos andando por la costa en dirección a la Montaña Amarilla. Situada en un paraje rústico y aislado, en la Bahía del Salado, esta larga playa es de fina arena blanca y cuenta con equipamientos, desde camping a duchas y aseos. El Salado, la Francesa y La Cocina, son las playas de la costa sur de La Graciosa, todas ellas con aguas muy tranquilas. Cuenta con espectaculares vistas al Risco de Famara en Lanzarote, ofreciendo una panorámica realmente espectacular.

Es toda una gozada poder pasar el día en una isla que no está turísticamente muy explotada, con lo cual tiene el encanto de poder perderte sin ver a nadie y sin ser visto. Lo disfrutamos muchísimo tanto sus playas de aguas turquesas cristalinas que no tiene nada que envidiar a las playas del Caribe, como los baños en un lugar donde la temperatura siempre acompaña.

Playa la Francesa

Después de disfrutar de la playa del Salado, seguimos avanzando hasta la playa de la Francesa. Conforme vamos llegando, observamos cada vez mejor la silueta en tonos amarillos y ocres de la gran Montaña Amarilla. Son 435 metros de arena blanca y cuando la marea está alta, la playa se convierte en una auténtica laguna, ideal para practicar snorkel, ver su multitud de peces variados y disfrutar de la transparencias de sus aguas. No existe ningún tipo de servicios, por lo que deberemos llevar todo lo que necesitemos.

Montaña Amarilla y playa de la Cocina

Con sus 172 metros de altura, la Montaña Amarilla es uno de los cuatro conjuntos volcánicos de La Graciosa que no debes perderte cuando visites la isla, porque es uno de los lugares más emblemáticos del archipiélago Chinijo y también de las islas Canarias. Amarillos, ocres, marrones y rojizos contrastan con el azul turquesa y verdoso de las aguas cristalinas que la rodean y con los de la pequeña cala de arena dorada que hay justo en su falda: la playa de la Cocina. Una playa de aguas tranquilas, que invita a un baño y a practicar snorkel. Merece la pena quedarse a ver el atardecer desde la playa de Cocina, pues conforme el sol se va marchando en el horizonte, la montaña comienza a tomar unos colores amarillentos que no dejan indiferente a nadie.

Otras cosas que ver en La Graciosa para los que tengáis más tiempo son: playa de las Conchas, Pedro Barba (el otro pueblecito), playa del Ámbar, Montaña Bermeja, Arco de los Caletones o el Barranco de los Conejos.

La Graciosa es preciosa y su gente son súper amables. Repetiríamos seguro, pero esta vez quedándonos a dormir en la isla para poder hacer más turismo allí. Una verdadera maravilla, de las pocas islas que quedan tan solitarias… que le dan ese aire paradisíaco.

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