El hotel Continental de Tánger es un edificio del siglo XIX con estilo señorial y árabe. Está declarado patrimonio nacional y alberga uno de los hoteles más antiguos de la ciudad. Este mítico hotel, invita a rememorar la añorada época internacional de la ciudad marroquí. Aquí se rodó parte de la serie «El tiempo entre costuras«.
Cuando llegamos a Tánger en barco desde Tarifa y salimos de la zona portuaria, frente a nosotros, en la muralla de la medina, pudimos ver cómo se levanta el gran edificio blanco que alberga el hotel Continental.
El establecimiento abrió sus puertas a finales del siglo XIX, pero fue durante el apogeo cosmopolita de la ciudad cuando adquirió su fama. Años en los que por sus salones y habitaciones, espacios coloridos con acento marroquí, pasaron altos dignatarios, actrices y todo tipo de celebridades de la época. Desde Pío Baroja, Emilio Castelar o Antonio Gaudí, hasta Jacinto Benavente o Winston Churchill, quien lo visitó al regresar de su experiencia como corresponsal de guerra.
Vistas desde el hotel
El hotel Continental se encuentra en pleno centro de la medina, a 5 minutos del puerto de Tánger, y ofrece vistas panorámicas de la bahía del Mediterráneo.
Desde cualquiera de las dos terrazas del hotel, podrás sentarte a contemplar las increíbles vistas del puerto de Tánger y del estrecho, mientras saboreas un té o un café.
Decoración típica marroquí
Resulta imposible no maravillarse por la decoración de sus zonas comunes. Es lo que más nos gustó de este hotel, además de las vistas desde las terrazas al mar. La decoración de los salones es de estilo marroquí con preciosos mosaicos tradicionales.
A nosotros particularmente nos encantó, porque íbamos buscando la decoración típica marroquí.
Al hospedarme en este magnífico hotel me sentí como Sira, la protagonista de la serie » El tiempo entre costuras»
La espléndida novela de María Dueñas transcurre en parte en el protectorado español, en el norte de Marruecos, durante las décadas de los años 30 y 40 del anterior siglo. Sus localizaciones son básicamente la ciudad de Tánger y Tetuán.
Vamos a recorrer estas ciudades para seguir los pasos de Sira por los escenarios de la novela, en una encantadora ruta que recomendamos realizar. Llegamos como la protagonista en barco al puerto de Tánger, desde Tarifa. En los últimos minutos del trayecto se podrá observar la belleza de la bahía.
No situamos en los años 30. En esos años esta ciudad era internacional y puerto franco. Eran numerosos los extranjeros que realizaban prósperos negocios. Sira recorrería a su llegada la zona del puerto por la avenida de España. En la película, aparece dicha avenida en la zona de la antigua aduana y el clásico hotel Continental que merece una visita para observar sus salones moriscos y disfrutar de sus terrazas.
Las bonitas vidrieras que llenan ciertas estancias de coloridas luces. Otro de los puntos positivos del hotel es que posee un servicio encantador y muy atento. El personal es muy amable en recepción. Te ayudan en todo lo que pidas, de hecho si necesitas información sobre cualquier tema en Marruecos ellos te la proporcionan. Si quieres hacer una excursión en taxi, ellos llaman a uno de su confianza y arreglan un precio justo.
Restaurante
Como hemos dicho anteriormente, las zonas comunes se conservan muy bien, y representan un placer para la mirada: decoración colorida, muebles estilo colonial, el minucioso trabajo con los mosaicos, incluso el añadido de algunas reliquias árabes; creo que es imposible que no se tenga la sensación de haber hecho un viaje en el tiempo observándolo. Entre sus espacios podemos destacar su restaurante (imagen de arriba).
En el restaurante ofrecen desayuno bufé, comidas y cenas con platos marroquíes y comida mediterránea, así mismo bajo petición hay posibilidad para almuerzos para llevar y diferentes menús.
Habitaciones
Sus 110 habitaciones decoradas con la elegancia del estilo árabe cuentan con terraza, baño privado con bañera, secador de pelo y amenities. Las habitaciones del hotel Continental tienen vistas al mar o a la medina.
Bajo mi punto de vista, se trata de un hotel que pertenece a la memoria de Tánger, que por tanto merece la pena visitarlo y en el que resulta imposible no maravillarse por la decoración de sus zonas comunes. Además por la amabilidad del personal y el servicio y la situación envidiable del hotel en la muralla norte de la preciosa medina de Tánger, con espectaculares vistas al mar, merece la pena quedarse. Y ni que decir tiene la sensación que produce saber que se está durmiendo donde otros personajes importantes lo hicieron antes. Pero, por otro lado, no puedo evitar pensar que alguna reforma que no rompiera su identidad no le vendría mal, sobre todo en las habitaciones. El hotel es antiguo pero tiene el encanto de toda la historia que arrastra a sus espaldas.
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