Desde Tánger (Marruecos) realizamos una excursión (Cabo Espartel, parque Perdicaris y Grutas de Hércules) a pocos kilómetros de esta ciudad que sin duda podemos calificar de impresionante. La vía más aconsejable para llegar es con taxi o en coche, porque son varios los puntos a visitar por el camino. Nosotros contratamos un taxi donde el conductor (Mohammed) hacia además de guía, así que después de negociar el precio de esta excursión y otros trayectos como Asilah y Chefchaouen, llegamos a un acuerdo.

Cabo Espartel

Después de unos 20 minutos en el taxi, llegamos al Cabo Espartel, situado a 14 kilómetros al oeste de Tánger, en el extremo noroccidental de la costa de África. Si tienes tiempo la mejor opción es visitarlo de camino al parque Perdicaris y las Grutas de Hércules, ya que merece la pena y no te llevará más de una tarde o una mañana.

El trayecto desde Tánger hasta este cabo es impresionante, con playas y bosques que te dejaran sin aliento. La playa que rodea a este cabo se llama playa Robinson y como en toda la costa Atlántica el azul intenso del mar es increíble.

El lugar ofrece unas bonitas vistas tanto de la costa marroquí, como de la costa española en el horizonte.

Un lugar de los que enamoran a primera vista.

Este cabo es especial porque en él se juntan las aguas del mar Mediterráneo y las del océano Atlántico.

En toda esta zona del cabo se puede disfrutar de unas vistas privilegiadas y maravillosa, al lado del faro.

Faro Cabo Espartel

El emblemático faro emplazado en el Cabo Espartel fue el primer faro de Marruecos en la época moderna. Inaugurado el 15 de octubre de 1864, daba respuesta al problema de los naufragios de la zona. De gran belleza, es uno de los iconos de la ciudad y la región.

El peñón donde se ubica el faro tiene 110 metros de altura cuya luz es visible a 23 millas náuticas. Hacia el sur, el terreno desciende rápidamente, dando lugar a una llanura (esto provoca que, visto desde determinados puntos, el peñón parezca una isla). Antiguamente, este cabo era conocido con el nombre de Cabo Ampelusia. Este punto es uno de los límites en tierra del Estrecho de Gibraltar.

De camino al parque Perdicaris

De camino al parque Perdicaris nos encontramos con este precioso burrito y su mamá. Me pareció tan tierno y bonito que no pude dejar de decirle a nuestro guía Mohammed que parara el taxi para poder acariciarlo.

Un poco más adelante volvimos a decir a nuestro guía Mohammed que volviera a parar (menos mal que era muy simpático y servicial pues le hicimos parar tres veces jajaja). Cogimos a esta tortuga que veis en la foto que iba cruzando la carretera y la pusimos a salvo para evitar que la atropellaran. Llegando al parque Perdicaris, atravesamos un zona llena de mansiones y de palacios que contrasta con lo que habíamos visto hasta ahora de mucha pobreza. El taxista nos informaba que un palacete era del Rey Saudí…

Parque Perdicaris

Al fin llegamos al espectacular parque Perdicaris, de 67 hectáreas que fue la propiedad «idónea» del millonario greco-americano John H.Perdicaris. Éste, para mejorar los problemas de salud de su esposa, introdujo varias especies de eucaliptos; además de numerosas especies de flora autóctona como pinos, nogales, acacias, palmeras, laureles de Portugal, helechos o robles del Rif, que lo convierten en un jardín botánico de excepción. Este parque cuenta con unas vistas fantástica al estrecho, con España al fondo.

A lo largo del siglo XX fue cuando Marruecos ya se hizo cargo de estas tierras tras la venta por parte del propietario. Se encuentra justo en la zona del bosque de R´Milat, y se ha convertido en un parque muy popular entre los ciudadanos y entre los turistas que buscan un espacio donde disfrutar de un tranquilo día dando un paseo y disfrutando de las vistas. Flora, fauna y paisajes hacen del parque Perdicaris un lugar ideal para los amantes de la naturaleza. Se puede acceder al parque a lo largo de todo el día durante la semana y es una zona verde perfecta para relajarse y alejarse del bullicio de la ciudad de Tánger. Nuestra siguiente parada las Grutas de Hércules.

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