Gaztelugache (en euskera, Gaztelugatxe, en los vídeos pronuncio mal el nombre, por favor no lo tengáis en cuenta, son gajes del oficio… jajaja) es un islote de la localidad vizcaína de Bermeo, en el País Vasco. Está unido al continente por un puente de dos arcos. En su punto más alto, a 79 metros sobre el nivel del mar, aguarda una ermita dedicada a San Juan que data del siglo X, con algunos descubrimientos del siglo IX. Junto con otra pequeña isla vecina, la de Aquech, forma un biotopo protegido, que se extiende desde la localidad de Baquio hasta el cabo Machichaco, en el golfo de Vizcaya.

San Juan de Gaztelugatxe se alza frente a la costa de Vizcaya como una de las mayores joyas del País Vasco desde hace muchos siglos, aunque en los últimos años ha explotado como destino turístico, gracias en buena parte a la serie Juego de Tronos. Un espacio, en el que viajeros de todo el mundo se dan cita para conocer en persona una de las maravillas naturales más aclamadas del mundo.

 

El acceso lo hicimos desde la carretera que une Baquio con Bermeo (BI-3101). La mejor época para visitarlo es la primavera o el otoño y así disfrutar de la paz del lugar, ya que en verano suele estar muy concurrido. Nosotros hemos ido en Navidad y aunque había mucha gente, no estaba masificado ya que era un día entre semana laborable.

Baquio

Baquio (en euskera Bakio) es un municipio de la provincia de Vizcaya, en el País Vasco. Situada junto al mar y vecina de Bermeo, se encuentra rodeada de bosques, praderas y montañas por un lado y por el otro, el mar Cantábrico.

Baquio era una importante localidad pesquera pero con el tiempo esta actividad fue disminuyendo y hoy en día es más importante la actividad agrícola y el turismo. Dejamos el coche a la salida de este precioso pueblecito, para ir paseando hasta Gaztelugatxe. Las espectaculares vistas empiezan ya desde aquí.

Bar-cafetería Brocante


Esta bonita casa típica del lugar, tan pintoresca como extraña… alberga en su interior una especie de bar-cafetería con autoservicio llamado Brocante.

Además de un bonito local donde puedes comer o tomar un aperitivo o café dentro o fuera, en este mismo lugar venden todo tipo de souvenir, muebles y objetos artesanales.

Fuera hay unas mesitas y sillas donde nosotros comimos al sol divisando el bonito paisaje.

Un lugar para relajarse y disfrutar con calma.

Trayecto hacia San Juan de Gaztelugatxe

Como dijimos, dejamos el coche a la salida de Baquio, para ir paseando hasta Gaztelugatxe. Seguimos este camino contemplando este espectacular entorno.

Giramos a la izquierda donde indica la señal y allí, encontraremos varios parking más y el restaurante Eneperi, desde donde sale a la derecha un pequeño camino señalizado cuesta abajo dirección a San Juan de Gaztelugatxe.

A medida que empezamos a bajar por la empinada cuesta, lo primero que vimos fue la isla Aquech (imagen superior).

Este primer tramo del camino es muy bonito, con el suelo empedrado, desde donde cada vez disfrutamos de mejores vistas de la bonita isla de Aquech. Este recorrido es sin duda la opción más utilizada y la más fotogénica. Es un trayecto corto (tardamos unos 25 minutos con paradas incluidas para las fotos hasta el principio del puente de acceso a la subida a la ermita), con una pendiente muy pronunciada y escalones grandes e irregulares en algunos tramos, por lo que puede ser difícil para algunas personas. Se recomienda llevar calzado cómodo. Otra opción es un camino más largo pero más cómodo que nos lleva durante todo el recorrido por una carretera asfaltada y sin paso de vehículos.

Isla de Aquech

La isla de Aquech o Aqueche, forma junto a la pequeña isla de Gaztelugatxe (convertida en península por un pequeño puente), esta última de menor altitud y superficie, un biotopo protegido. Aquech cuenta con una superficie de tres hectáreas y una altura de 105 metros, con escasa vegetación y apariencia de peñón, casi inabordable. Gracias a esto, es un santuario de cría de aves marinas como el cormorán grande.

Mirador

A continuación, nos desviamos 100 metros a la izquierda para llegar a un mirador que cuenta con unas vistas increíbles y desde donde pudimos apreciar por primera vez con claridad el islote de San Juan de Gaztelugatxe.

Después de haber estado visitando el día anterior Bilbao (a unos 35 kilómetros de aquí) y de camino a Burdeos (Francia), no pudimos evitar acercarnos a Gaztelugatxe, un lugar que había visto en cientos de fotos y reportajes y siempre nos pareció espectacular. Después de haberlo visto todavía nos parece más bonito y recomendamos a todo el mundo que lo visite.

La costa vizcaína en este lugar es agreste. El mar trabaja sin cesar erosionando la roca, areniscas y duras calizas de arrecife, y tallando en ella túneles, arcos y cuevas. La isla de Gaztelugatxe es el corazón de este interesante tramo de costa. Este idílico lugar situado entre las localidades costeras de Baquio y Bermeo, es uno de los lugares más visitado del País Vasco.

Trayecto hacia la ermita de San Juan de Gaztelugatxe

Después de ver el mirador, seguimos bajando por unas empinadísimas cuestas hacía abajo, que a la vuelta tendremos que subir, eso sí, han instalados numerosos bancos y asientos de piedra para descansar por el camino, como el de la imagen superior.

Al terminar el primer tramo, empieza el segundo, con un camino lleno de barro y resbaladizo, donde ya se puede apreciar de cerca tanto la isla de Aquech, como el islote de San Juan de Gaztelugatxe. Este lugar es definitivamente una visita obligada si vienes al País Vasco.

Al fin llegamos a la parte de abajo con estas maravillosas vistas. El islote con su ermita dedicada a San Juan parecen sacados de una postal, un paraje único donde el mar, las rocas y el viento diseñan un paisaje que difícilmente olvidaréis.

Un hecho, al que debemos sumar la privilegiada ubicación que ocupa en la costa vizcaína, rodeada por islotes, acantilados y playas salvajes.

El islote de Gaztelugatxe está atravesado por túneles y hay numerosos arcos. A sus lados se abren playas de piedra que suelen ser muy utilizadas por los buceadores.

El acceso a San Juan de Gaztelugatxe es gratuito. Sin embargo, con el objetivo de controlar el aforo y limitar la cantidad de gente que puede recorrer las escaleras de acceso de forma simultánea, en época de masificación (Semana Santa, verano…), es necesario reservar nuestra entrada a través de internet o sacarla en este mismo lugar.

Puente de piedra


Luego ya viene el ascenso a la ermita, con sus más de 200 escalones. San Juan de Gaztelugatxe está conectada a tierra firme por un puente de piedra con dos grandes arcos.

Subida a la ermita

El puente se convierte en un estrecho camino de 241 peldaños que zigzaguea de un lado a otro hasta alcanzar la cima con la pintoresca ermita. Una vez allí, se oyen las gaviotas, las campanas, el sonido del mar… ¡Precioso!.

Este paraje, perteneciente a la localidad de Bermeo, tiene algo que atrapa. La escarpada y larga escalera que une la isla con tierra es todo un reto. El número de escalones no es impedimento para que todo el mundo esté de acuerdo en que el subir merece la pena.

El islote y sus alrededores fueron el escenario del rodaje de algunas escenas de la séptima temporada de la serie de la HBO Juego de Tronos, en la que la playa se convierte en Rocadragón. En la ficción de la serie se ve un palacio recreado digitalmente en lugar de la ermita existente, pero sí destaca el camino con 241 escalones que asciende hasta la cima del islote. Subiendo las escaleras obtenemos estas inmejorables vistas del camino que llevamos recorrido.

San Juan de Gaztelugatxe ha sido siempre uno de los rincones más bellos, pero el auge del turismo, la publicidad, los blogs de viajes en internet y sobre todo su aparición en esta exitosa serie, lo han convertido en una cita de referencia para miles y miles de visitantes. Ha sido escenario de películas, piratas, aquelarres y leyendas y no es casualidad que acumule títulos de “maravilla más votada” o enclave “más valorado” por viajeros de todo el mundo.

Ermita de San Juan de Gaztelugatxe

Cuando por fin llegamos arriba después de subir los 241 escalones, en el último, está la huella de San Juan Bautista. Dicen que metiendo el pie en ella, nos traerá salud. Además, te espera esta bonita ermita y sobre todo unas espectaculares vistas al bravo mar Cantábrico que ha tallado en la isla, acantilados, túneles y arcos imposibles. Junto a la ermita hay un pequeño refugio que permite protegerse del viento y poder alimentarse.

Además de la peculiar belleza del lugar, San Juan de Gaztelugatxe tiene un profundo arraigo entre los pescadores. En el interior de la ermita alberga exvotos de marineros salvados de la mar y maquetas de barcos a modo de ofrendas. En la actualidad, los barcos de pesca bermeanos cuando salen a pescar a alta mar suelen realizar varios giros a babor y estribor para que el santo les dé buena suerte en sus faenas.

La ermita debe su nombre supuestamente a que en ella estuvo San Juan Bautista (su primer visitante ilustre). Por desgracia, permanece cerrada la mayor parte del tiempo. Data del siglo X y algunos la consideran de origen templario, lo que es imposible, puesto que dicha orden no fue creada hasta el año 1119, y documentos anteriores a esta fecha acreditan su existencia. En 1593 sufrió un ataque corsario a manos de Francis Drake en el que fue saqueada. Este fue uno de los muchos incidentes que ha sufrido a lo largo de su historia, donde se ha incendiado varias veces. El último en 1978 en el que resultó destruida. Dos años más tarde, en 1980 se reinauguraba nuevamente.


El esfuerzo necesario para subir las escaleras, talladas en la roca, se ve ampliamente recompensado. Y por supuesto, no olvides tocar 3 veces la campana y pedir un deseo para que se cumpla ¡por lo menos eso dicen!…

Conclusión final

Este espectacular entorno es digno de ver. El descenso de la colina, atravesar el puente, para después continuar con la subida hasta San Juan de Gaztelugatxe es una aventura. Una vez alcanzada la cima, te verás generosamente recompensado por el impresionante paisaje. El mar suele estar bastante agitado en esta zona y las olas chocan con fuerza contra las rocas de la isla, añadiendo encanto a la imponente belleza del paisaje.

Si te parece bonito en las fotos, espera a verlo en persona. Por mucho que habíamos imaginado lo bonito que sería este lugar, estar allí y verlo con nuestros propios ojos, subir esas escaleras y contemplar el paisaje desde todos los puntos de vista posibles, fue una experiencia impresionante que recomendamos encarecidamente.

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