En lo alto de una verde colina, con las montañas de Sierra Nevada de fondo y la ciudad de Granada a sus pies, se encuentra la majestuosa Alhambra, uno de los monumentos más bellos del mundo.

Nos faltan adjetivos para describir todo el arte y belleza que se encuentran en la Alhambra. Es el corazón de Granada: La Alcazaba, los Palacios Nazaríes, el Generalife… todas sus salas, jardines… Un mínimo de 4 horas es poco para ver esta joya de Andalucía.

La Alhambra es un complejo monumental sobre una ciudad palatina andalusí. Consiste en un conjunto de antiguos palacios, jardines, convento, iglesia y fortaleza inicialmente concebido para alojar al emir y la corte del Reino nazarí, más tarde como residencia real Castellana y de sus representantes.

Su singularidad artística radica en los interiores de los Palacios Nazaríes, cuya decoración está entre las cumbres del arte andalusí, así como en su localización y adaptación, generando un paisaje nuevo pero totalmente integrado con la naturaleza preexistente. Además, alberga un museo de Arte Andalusí, la pinacoteca principal de la ciudad así como un Parador Nacional.

Más allá de su indudable belleza, impresiona la lógica que subyace a toda su construcción: el aprovechamiento del agua, de la luz, de la disposición natural del terreno, de las posibilidades de cultivo de la tierra… No es sólo un monumento bello, sino también la muestra del alto conocimiento matemático, agrícola y de ingeniería del Reino Nazarí.

He estado tres veces en la Alhambra y no me canso de admirarla. Toda una grandiosa ciudad. Su ubicación en lo alto de una colina, visible desde muchísimos puntos de Granada, no es casualidad. Comprende varias zonas muy distintas entre sí que puedes recorrer tranquilamente a tu ritmo. Puedes ver desde palacios hasta murallas defensivas y preciosas zonas de jardines al aire libre.

La Alhambra es el símbolo de Granada y la obra cumbre del arte musulmán en Europa. También, es el monumento más visitado de España junto con la Sagrada Familia de Barcelona. Como dijo Washington Irving, «Quien no ha visto la Alhambra, no ha vivido».

El complejo, cuya visita requiere al menos 4 horas, está situado sobre la colina de la Sabika, junto al río Darro. Está formado principalmente por los Jardines del Generalife, los Palacios Nazaríes y la Alcazaba, de construcción árabe. De factura cristiana encontramos el Palacio de Carlos V y la Iglesia de Santa María, construida sobre la antigua Mezquita. 

La Alhambra es un ejemplo sin igual de cómo la luz y el agua ofrecen importantes efectos decorativos a la arquitectura. Una cuidada elección de los materiales hace que su ornamentación cambie según la incidencia de la luz. El agua funciona a modo de espejo reflejando la arquitectura y los elementos decorativos, contribuyendo a una sensación de paz. Además, en combinación con la luz, origina composiciones ilusorias y suaviza la arquitectura horizontal, tal y como se puede apreciar en el Patio de los Arrayanes.

Los orígenes de la Alhambra datan del siglo IX, cuando comenzó a utilizarse la Alcazaba como refugio. Fue en el siglo XIII cuando el primer monarca nazarí, Mohamed I, fijó su residencia real en ella. Su sucesor, Mohamed II, terminó el recinto amurallado. En el siglo XIV, con los reinados de Yusuf y Mohamed V, la Alhambra adquirirá su apariencia monumental y preciosista que conocemos hoy. La Alhambra fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1984. Su nombre procede del color de sus muros (Al-Hamra en árabe) que fueron fabricados con la propia arcilla del terreno, de ahí su color rojizo.

Entradas

Debes adquirir con tiempo tus entradas para la Alhambra, especialmente si planeas visitarla en fin de semana o fechas festivas especiales. Tu primera opción debería ser comprar el ticket de acceso normal que puedes encontrar en la web oficial de la Alhambra por unos 14 euros. En la entrada te vendrá indicada la hora para visitar los Palacios Nazaríes. Las demás zonas de la Alhambra no tienen horario.

Si no quedan entradas para tu fecha deseada, la segunda alternativa es la Granada Card. Este bono turístico de 48 horas tiene un precio de 37 euros en su modalidad básica e incluye también la entrada a otros monumentos granaínos (la Catedral, la Capilla Real, la Casa de Zafra, etc) y transporte en autobús municipal. En el proceso de compra podrás seleccionar la fecha y hora de tu visita a la Alhambra. La Granada Card cuenta con entradas propias reservadas, con lo que aunque se hayan terminado los tickets de la propia Alhambra, puede haber aún disponibles para los compradores de este bono. Por último, siempre puedes contratar un tour guiado que incluye el acceso a la Alhambra: el precio es más alto (unos 60 euros), irás en grupo y con un guía explicándote el conjunto monumental.

Paseo de los Cipreses

Nada más entrar, nos dirigimos a los Palacios Nazaríes, ya que teníamos la entrada a las 12 h. Antes de llegar, recorrimos el bonito Paseo de los Cipreses. Se trata de un camino entre cipreses recortados formando arcos, construido en el primer tercio del siglo XX. A través de él se conectan los Palacios Nazaríes con el Generalife por fuera del Partal. Entre los arcos de ciprés, puede observarse una vista parcial del Convento de San Francisco, edificado en el siglo XVI sobre un palacete musulmán, actualmente Parador Nacional de Turismo.

Palacios Nazaríes

Unos de los protagonistas de la Alhambra son sin duda los Palacios Nazaríes. Tres palacios forman este recinto: Mexuar, el Palacio de Comares y el Palacio de los Leones. Escogidos por los Reyes Católicos para habitarlos en sus estancias en Granada, garantizó su conservación, frente a otros maltratados, abandonados o destruidos en su mayoría durante la breve ocupación militar francesa.

Mexuar

De los tres núcleos principales en los que se divide los Palacios Nazaríes (Mexuar, el Palacio de Comares y el Palacio de los Leones), el Mexuar es lo primero que se encuentra uno al entrar en esta zona. Debe su nombre al término árabe Maswar, lugar donde se reunía la Sura o Consejo de Ministros. También era el lugar o la antesala donde el Sultán impartía justicia. Esta estancia debió pertenecer a una estructura anterior al Palacio de Comares y al de Los Leones. Ha sufrido numerosas transformaciones.

Oratorio

Situado al fondo del Mexuar, este oratorio que se encontraba en un pésimo estado debido a la explosión en 1590 de un polvorín en el valle del Darro, fue restaurado en 1917. La pared frontal cuenta con cuatro balconcillos, con arcos gemelos y pequeñas ventanas. Presenta varias inscripciones que hacen referencia a preceptos del Corán, así como elogios a Mohamed V. Entre ellas se lee: “Ven a la oración. No seas de los negligentes”.

Patio del Cuarto Dorado

El Cuarto Dorado toma su nombre de los grutescos del techo árabe repintado de este color en época de los Reyes Católicos. Se abre al Patio del Cuarto Dorado por un pórtico de tres arcos con columnas que tienen bellos capiteles de orejas de tradición almorávide. En el centro del patio hay una fuente baja de mármol con gallones, y a un lado una reja da paso al camino de guardia abovedado que comunica este patio con el Patio de la Reja. La pila que ocupa el centro del patio en la actualidad es una copia exacta (de 1943) de la fuente original, la cual se encuentra en los Jardines de Daraxa.

Palacio de Comares, Patio de los Arrayanes y Torre de Comares

El Palacio de Comares está considerado como una de las joyas de la Alhambra y tiene un precioso patio llamado de los Arrayanes con un estanque flanqueado por dos hileras de setos. Aquí se levanta la Torre de Comares, la más alta de la Alhambra con 45 metros.

El Patio de los Arrayanes debe su nombre actual a los macizos de arrayanes (o mirtos) cuyo color verde vivo contrasta con el piso de mármol blanco del patio, y que rodean al estanque central. También se le llamó Patio del Estanque o de la Alberca, precisamente por este estanque, de 34 metros por 7,10 metros, que se abastece de agua gracias a dos pilas de mármol situadas en cada extremo. Precioso ver como se refleja la Torre de Comares en el agua.

El Patio de los Arrayanes es el gran patio escenográfico perteneciente al Palacio de Comares, situado en su centro, al este del patio del Cuarto Dorado y al oeste de la sala de Baños y Patio de los Leones.

El Palacio de Comares constituía la residencia oficial del monarca, y está compuesto por un conjunto de dependencias agrupadas en torno al Patio de los Arrayanes, con galerías porticadas en los extremos, que ocupa el interior de la Torre de Comares. Yusuf I quiso que la decoración de su residencia oficial dejara maravillado al visitante, por lo que ordenó que se construyera y adornara de manera exquisita, aunque probablemente no viese terminada esta obra, ya que diversas inscripciones atribuyen su autoría a su hijo Mohamed V, que terminó su obra.

Palacio y Patio de los Leones

Al entrar en el Palacio de los Leones, uno queda impresionado por el bosque de 124 columnas que, abiertas como palmeras, rodean el patio. Todo en este patio tiene su simbología: dicen que representa el Paraíso, bañado como éste por cuatro ríos, mientras que los 12 leones situados en el centro representan los doce signos del Zodíaco.

Quizás, el Patio de los Leones sea el lugar más conocido de la Alhambra. Su nombre procede de los 12 leones de la fuente de mármol blanco que ocupa el centro del patio. Esta fuente es una de las muestras más importantes de la escultura musulmana. Supone un ejemplo de integración de arquitectura y agua. En torno a las galerías se ubican los cuatro edificios de organización completamente diferenciados: La sala de los Mocárabes, la sala de Abencerrajes, la sala de los Reyes y la sala de las Dos Hermanas.

En este palacio el arte nazarí alcanza su máximo esplendor, en el que  su belleza es de una sensibilidad y armonía incomparables. Donde la luz, el agua, el colorido, la decoración exquisita, convierte a este palacio en un maravilloso placer para los sentidos. Aquí se deja atrás el periodo anterior de decoraciones más abstractas y geométricas para dar paso a un estilo más naturalista, sin duda influjo de lo cristiano. Acrecentado por la amistad que mantuvieron Mohamed V y Pedro I, el Cruel, por aquel entonces monarca cristiano.

Sala de los Reyes

La sala de los Reyes se encuentra en el emblemático Palacio de los Leones. Era un lugar de reposo y tertulia. Se estructura en torno a un gran vestíbulo, de más de 30 metros de longitud, que servía de escenario para las más variadas recepciones y representaciones festivas.

Mirador de Daraxa

Seguimos recorriendo la Alhambra, y desde el Patio de los Leones, atravesamos la Sala de Dos Hermanas y llegamos al mirador de Daraxa, desde donde se puede observar el Jardín de Daraxa.

Al ver este dibujo en el cristal nos recordó a nuestra querida galga llamada Amor. La dejamos en Sevilla durante este viaje y…¡La estábamos echando tanto de menos…!.

Mirador

Antes de bajar al Jardín de Daraxa por el patio de los Cipreses o de la Reja, nos quedamos embobados con las espectaculares vistas a los barrios de Albaicín y Sacromonte.

Jardín de Daraxa

El Jardín de Daraxa, llamado también de los Naranjos y de los Mármoles, se levantó entre 1526 y 1538, al tiempo que se construían las habitaciones de Carlos V, en los jardines que ya existían entre el alcázar y la muralla.

En el jardín podemos encontrar cipreses, acacias, naranjos y arbustos de boj, rodeando la gran fuente central de mármol, decorada en su borde con una poesía, al igual que la fuente del Patio de los Leones.

Aquí se da por concluida la visita a los impresionantes Palacios Nazaríes. Nada más salir, nos encontramos con otra belleza, la Torre de las Damas y los jardines del Partal.

Torre de las Damas y Jardines del Partal

La Torre de las Damas se encuentra ubicada en el Palacio del Partal o del Pórtico. Es el más importante de los edificios de magnates que vivían en torno al Palacio Real en la época árabe y su decoración la más antigua de la Alhambra. Nos gustó mucho ver la torre reflejada en el estanque y las palmeras de la lado.

 

La Torre de las Damas ha sido conocida por múltiples nombres, según el habitante que la ocupara en cada momento, aunque desde finales del siglo XVIII tomó su nombre actual. En un principio el edificio fue llamado «Partal» (pórtico) por el que formaban sus cinco arcos. Hasta 1924, año en que terminó su restauración, sufrió numerosas reformas por parte de sus distintos ocupantes para adaptarla como vivienda.

Dentro de la Torre de las Damas hay unos arcos desde el que se puede contemplar el valle del Darro.

Los Jardines del Partal (donde se encontraba la residencia del Sultán Yusuf III) se extienden desde la salida de la Rauda hasta la explanada en la que se encuentra la Torre de las Damas. En este mismo lugar se encontraban los jardines que rodeaban los palacios reales, distribuidos también de forma escalonada y que, posteriormente, ocuparon las habitaciones del Emperador Carlos V.  Durante la época árabe albergó numerosos edificios de magnates que vivían en torno al Palacio Real, de los que destaca por su importancia la Torre de las Damas.

Iglesia de Santa María de la Encarnación de la Alhambra

A continuación, desde los Jardines del Partal, subimos unas escaleras para llegar a la Iglesia de Santa María de la Encarnación de la Alhambra. Se encuentra situada entre el Palacio de Carlos V y los Baños árabes.

La construcción del templo actual se inició en 1581, siendo Ambrosio de Vico quien la terminó en 1618 siguiendo los planes de Herrera y Juan de Orea. La planta es en cruz latina y destaca el altar barroco flanqueado por columnas salomónicas. Como muchos templos cristianos levantados tras la conquista castellana, fue erigida sobre una antigua Mezquita. En este caso sobre la Mezquita Real de la Alhambra. Esta práctica de eregir templos religiosos en sustitución de otros, ha sido habitual a lo largo de la historia. De hecho, la Mezquita Real de la Alhambra, se levantó sobre un templo cristiano anterior, de época visigoda.

Palacio de Carlos V

El origen del Palacio de Carlos V se debió a la necesidad de un lugar que reuniese todas las comodidades de la época para el emperador y su familia, ya que el Alcázar, que era su residencia de verano, no cubría sus necesidades. Cuenta la historia que fue un absoluto capricho de Carlos V construir su palacio en dicho enclave.

El emperador ordenó la construcción del palacio junto a la Alhambra para poder disfrutar de sus maravillas. El arquitecto encargado de la obra fue Pedro Machuca. La construcción del palacio comenzó en 1527 y finalizó en su totalidad en 1957. La construcción pasó por varias etapas, falta de fondos, sublevaciones que pararon las obras, etc. Los techos llegaron a hundirse por abandono.

El Palacio de Carlos V es una de las muestras más bonitas de la arquitectura renacentista. Es cuadrado, con una fachada principal de 63 metros de ancho por 17 metros de alto. El edificio consta de dos niveles. Destaca su patio circular en el centro, único en su estilo, principal rasgo manierista del palacio y la obra más destacada del Renacimiento en España. Desde 1958, es sede del Museo de Bellas Artes de Granada y, desde 1994, también es sede del Museo de la Alhambra.

Cañones

Frente al Palacio de Carlos V, entre la Torre de la Justicia y la Puerta de los Carros, se encuentran 4 cañones de hierro.

Puerta del Vino

La Puerta del Vino sirve de inicio y final en el itinerario de visita a la Alcazaba. Se trata una de las construcciones más antiguas de la Alhambra, quizás de la época de Mohamed II. Desde 1556, los vecinos depositaban en esta puerta el vino que consumían y que estaba exento de impuestos, lo que explica de donde proviene el nombre de la puerta. Existe otra teoría que dice que su nombre proviene de una simple equivocación de palabras.

La Alcazaba

La Alcazaba es, junto con Torres Bermejas, la parte más antigua de la Alhambra. Se piensa que antes de su construcción y la llegada de los musulmanes a Granada existieron diversas edificaciones en la misma zona. La primera noticia que tenemos de la existencia de la Alcazaba granadina data del siglo IX, en el que se supone que fue construida por Sawwar ben Hamdun durante la lucha entre árabes y muladíes.

El conjunto actual se lo debemos a Mohamed I, quien amuralló el anterior castillo, levantó defensas, tres nuevas torres (la Quebrada, la del Homenaje y la de la Vela) y convirtió a la Alcazaba en una auténtica fortaleza. El monarca establecería la residencia real, función que conservó en el reinado de su hijo Mohamed II hasta que los palacios fueron terminados. A partir de entonces quedó como fortaleza de índole puramente militar.

Posteriormente, con la llegada de los cristianos, se realizaron grandes reparaciones en la Alcazaba. En diferentes épocas, durante largos periodos de tiempo, se convirtió en prisión del Estado, incluso durante la ocupación francesa.

Al igual que la Alhambra, la Alcazaba estuvo abandonada y descuidada completamente durante mucho tiempo, pero a diferencia de aquella, no fue hasta finales del siglo XIX y comienzos del XX cuando se comenzaron los trabajos de restauración, exploración y saneamiento.

La importancia de la Alhambra no se le escapó a los Reyes Católicos ni a sus sucesores, de modo que ocuparon y adaptaron varias estancias para su uso. Carlos V llegó incluso a construir un palacio, semi integrado en la Alcazaba, que también puede visitarse como parte de la Alhambra. La fortaleza militar de la Alcazaba se compone de murallas y torres defensivas, construidas para mantener una perfecta vigilancia del exterior y dificultar el acceso al interior. Desde sus terrazas es posible observar todo Granada e incluso Sierra Nevada en días despejado como podéis apreciar en la imagen superior.

Plaza de Armas y Barrio Castrense

La Plaza de Armas constituía la entrada original a la Alcazaba. Estaba compuesta por un conjunto de construcciones en las que se realizaban distintos servicios a los habitantes de la fortaleza. Sin embargo, la Alcazaba, como recinto integrado en otro mayor, era un área residencial para la guarnición de élite al servicio del Sultán, para la vigilancia y control permanente de la ciudad palatina, que actualmente se conoce con el nombre de Barrio Castrense.

Torre de la Vela

La Torre de la Vela, construida entre 1238 y 1273, constituía la torre de defensa más grande del conjunto militar con 16 metros de lado y 26,80 metros de alto, dominando toda la vega granadina. Su nombre procede de la campana que los cristianos colocaron en la torre tras la conquista de la ciudad. Sonaba al alba para avisar a los agricultores del riego de las huertas en la Vega de Granada, por tanto, los mantenía en vela, y de ahí su nombre.

Comenzaba a sonar de 8 a 9:30 de la noche, y seguía sonando a distintos intervalos y con distintos toques hasta las 3 o las 4 de la mañana, según la estación del año. Esta campana también ha servido para llamar a los granadinos en caso de peligro.

Hoy en día, es el día 2 de enero de cada año cuando la Torre de la Vela y su campana recuperan el protagonismo que tuvo antaño. En conmemoración de la fecha en la que los Reyes Católicos tomaron Granada, existe una tradición por la cual todas las muchachas solteras de la ciudad que hagan sonar la campana el 2 de enero de cada año, contraerán matrimonio antes de que termine el año.

El paisaje que podemos observar desde la torre es maravilloso, ya que es posible disfrutar de un solo vistazo de una panorámica de la ciudad, Sierra Nevada, la vega y los pueblos de los alrededores.

Jardines de los Adarves

Los Jardines de los Adarves fue creado en el siglo XVII, cuando la fortaleza perdió su carácter defensivo. Se denominan así por estar situados en el adarve bajo de la fortaleza. En la muralla que se une a las Torres Bermejas, se han colocado los famosos versos del poeta Francisco A. de Icaza que dicen:

Jardín de los Adarves,
Dale limosna, mujer,
Que no hay en la vida nada
Como la pena de ser,
Ciego en Granada.

Paseo de las Torres

Para acabar nuestra visita a la Alhambra, nos quedaba la visita al Generalife, una finca de recreo de los sultanes nazaríes que se encuentra fuera de las murallas de la Alhambra. Incluye: Jardines bajos y Jardines altos (Patio de la Acequia, Patio del Ciprés de la Sultana y Escalera del Agua). Para llegar, volvimos a pasar por los Jardines del Partal y continuamos por el Paseo de las Torres.

Generalife

El Generalife se convirtió en lugar de recreo para los reyes granadinos cuando éstos querían huir de la vida oficial del palacio. Se construyó a mediados del siglo XIII y ocupa las pendientes del Cerro del Sol, desde el que se abarcan toda la ciudad y los valles del Genil y del Darro. A pesar de su proximidad a la Alhambra y de su estrecha relación entre ambos conjuntos, se consideraba fuera de la ciudad.

En la construcción del Generalife no podemos encontrar ningún tipo de exceso decorativo, ni grandes actuaciones arquitectónicas. Al contrario que en la Alhambra, toda la edificación del Generalife es en general pobre y simple, lo que señala el aire de intimidad y de sosiego que buscaban los monarcas al retirarse a descansar entre sus jardines. Aquí la arquitectura está más orientada a integrarse con los patios y huertos. Destaca sobre todo el Patio de la Acequia donde, una vez más, el agua es protagonista.

Jardines Nuevos o Bajos

Los Jardines Nuevos o Jardines Bajos se diseñaron y construyeron entre 1931 y 1951, interpretando el jardín musulmán. Para ello se hace uso de acequias en crucero, calles limitadas por tupidos setos de cipreses, arquerías de rosaledas.

Patio de la Acequia

El Patio de la Acequia (48,70 metros por 12,80) es la parte más importante del Generalife, si bien, su aspecto ha cambiado desde los tiempos árabes, tanto en sus construcciones como en los ajardinamientos. Presenta un canal que divide el patio longitudinalmente, que conduce las aguas de la acequia de la Alhambra, y que está rodeado de un conjunto de pequeños surtidores.

 El resto del patio está ocupado por distintas especies vegetales que han ido variando según los gustos de la época. En la actualidad encontramos setos de arrayán, naranjos, cipreses y rosales. A la derecha se encuentra el Patio del Ciprés de la Sultana.

Patio del Ciprés de la Sultana

El Patio del Ciprés de la Sultana tiene un estanque central rodeado por setos de arrayán y en el centro del estanque existe otro pequeño estanque con una fuente de piedra. El patio recibe su nombre de los viejos cipreses que encontramos en los cenadores, el más famoso de los cuales es el Ciprés de la Sultana.

Cuenta la leyenda que en este lugar, al amparo de un ciprés, se encontraba la esposa del sultán Boabdil con un caballero que era miembro del clan de los abencerrajes. Se dice que cuando el Rey se enteró de la infidelidad, se llenó de ira y ordenó que mataran a todos los miembros de la tribu, ya que no se delataba el que era amante de su mujer.

Escalera del Agua

La Escalera del Agua es una de las escalinatas que encontramos a lo largo de los jardines, destaca por su belleza y originalidad. Supuestamente es la más antigua del jardín (ya existía en tiempos de los árabes). Está dividida en tres tramos, en cada uno de los cuales se encuentra una fuente con surtidor, flanqueada por canales que conforman las barandillas y por donde bajan ruidosamente las aguas. La escalinata se encuentra rodeada por laureles, que unen sus copas formando una bóveda por la que se filtran los rayos del sol, configurando una estampa de una belleza indescriptible.

Paseo de las Adelfas

El Paseo de las Adelfas es un largo sendero que recorre la parte superior del muro de separación de las huertas, cubierto todo él por una bóveda de adelfas. Este paseo se construye a mediados del siglo XIX como acceso de entrada o salida romántica al Palacio del Generalife. Al inicio de su trayecto desde los Jardines Altos, se conserva uno de los ejemplares más antiguos que se conoce de arrayán morisco, una de las maravillas botánicas del jardín, cuya huella genética se investiga actualmente. En el otro extremo, el paseo enlaza con el Paseo de los Cipreses, que vimos al principio.

La Alhamba es un lugar especial. Sus jardines, sus construcciones y el ambiente de misterio que esconden sus rincones te transporta a épocas pasadas. Tanto la cultura árabe como la cristiana se entremezclan para hacernos partícipes de los grandes imperios que la habitaron. Sin duda una de las maravillas del mundo que nadie se debería perder.

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