Una de las ciudades con más encanto que nuestros ojos pudieron contemplar en nuestra visita por Sintra, Lisboa y alrededores, es Cascais. En esta villa costera nos encontramos con la espectacular Boca do Inferno (Boca del Infierno).

Se trata de un conjunto de acantilados con formaciones rocosas de piedra caliza, erosionadas por el mar durante siglos, en las que el agua ha formado cavidades y un arco marino por donde se cuela provocando un sonido que ruge estruendosamente en los días de temporal, de ahí su nombre.

Las leyendas siempre ponen un punto de magia para que visitemos ciertos lugares y estas formaciones rocosas escondidas entre acantilados no podían ser menos. Cuenta la leyenda, que en un castillo en Cascais vivía un terrible hechicero que se enamoró de una bella doncella. Por miedo a perderla, la encerró en una torre alta, escogiendo como guardián a su caballero más fiel. Entre la chica y el guardián surgió un gran amor y la pareja decidió huir por la costa junto al mar. El hechicero los descubrió, creó una grandiosa tempestad e hizo que las rocas por las que pasaban se abriesen, como una enorme boca infernal, que se los tragó para siempre. A partir de entonces, la zona empezó a conocerse como la «Boca do Inferno«.

Nos quedamos con la boca abierta al contemplar este precioso paisaje en el que las olas rompen contra la costa escarpada. En los días en que las olas chocan con la increíble fuerza del océano Atlántico, se produce el fenómeno ruidoso anteriormente mencionado que como ya dijimos le da el nombre de Boca do Inferno??.

La Boca do Inferno fue originalmente una cueva marina, pero se derrumbó, dejando paso a este bello arco marino. Como curiosidad, la cueva fue la primera en ser representada en imágenes en movimiento en la película británica de 1896 A Sea Cave Near Lisbon (Una cueva marina cerca de Lisboa), que muestra olas rompiendo en la boca de la cueva.

También merece la pena dar una vuelta con precaución por lo alto de los acantilados. Mires por donde mires, una bellísima costa escarpada hace acto de presencia.

De esta zona natural en Cascais cerca de Lisboa, además de sorprenderme el mar rompiendo fuertemente contra esta particular formación rocosa, me hipnotizó y me quedé literalmente alucinada al contemplar estrellas de mar vivas en las pequeñas charcas que se formaban entre las piedras al bajar la marea. ¡Increíble!.

Preciosas estrellas de mar que nos encontramos entre los acantilados.

El lugar es de entrada gratuita y no hay que pagar para acceder al mirador. Desde aquí, pudimos contemplar la cara posterior de la Boca do Inferno. El conjunto de su gran cueva y cavidades de piedra caliza erosionadas por el mar es aún más impresionante al contemplarlos junto con el gran océano de fondo.

Yo personalmente, no me cansé de admirar la preciosa combinación de colores de las rocas rojizas con el azulado del mar.


Contar como anécdota que en 1930, Aleister Crowley, un famoso mago y ocultista fingió su propio suicidio en Boca do Inferno, con la ayuda del poeta Fernando Pessoa. Pessoa entregó la nota de suicidio de Crowley a las autoridades, los medios y los periódicos. Extrañamente, el místico reapareció tres semanas más tarde en su propia exposición en Berlín, lo que sugería que su suicidio fingido era sólo un truco publicitario. También se sugiere que inventó este plan de fingir su muerte con el fin de escapar de su novia de entonces, de la que estaba cansado.

Al lado de la entrada al mirador hay un restaurante y una cafetería. También encontrarás en los alrededores varios puestecitos de souvenirs.

La Boca del Infierno es una parada imprescindible si estás visitando esta zona de Portugal. Sin duda, esta joya escondida merece la pena.

Lisboa, Sintra, Estoril y Cascais en 7 días

Cascais-Estoril: Antiguo destino de aristócratas

Cabo da Roca: Fin del mundo hasta el siglo XIV