Sagres es un lugar remoto y aventurero, diferente de cualquier otro destino del sur de Portugal. La pequeña población está situada en la punta más occidental del Algarve, una región de fantásticos paisajes naturales, compuestos por violentas aguas marinas, altísimos acantilados y espectaculares playas. En realidad no llega a ser una ciudad, es una villa que forma parte del consejo de Vila do Bispo.

Muy visitada en verano, aunque sin estar masificada como otras partes del Algarve, los demás meses se respira tranquilidad, aunque recibe amantes del surf durante todo el año. Sus playas son perfectas para la práctica de este deporte.

Sagres es famosa, aparte de por la cerveza de su mismo nombre, por tener una fortaleza única y algunas de las mejores playas para hacer surf de Portugal. Justo en las afueras de la población se encuentra el famoso Cabo de San Vicente (al fondo en la imagen de arriba donde acaba la línea costera).

También es conocido este lugar por haber vivido allí,​ el infante Don Enrique el Navegante, lo cual dio lugar posteriormente al mito histórico de la denominada Escuela de Sagres, supuesto centro de estudio de navegación y astronomía del cual sin embargo muchos historiadores dudan de su existencia.

Playa del Tonel

Nuestra primera parada al llegar a Sagres era la fortaleza, así que dejamos el coche en el amplio aparcamiento gratuito que hay antes de la entrada. Una vez que nos bajamos del vehículo, no pudimos resistirnos a mirar por unos de los acantilados que hay a ambos lados antes de la entrada a la fortaleza. Este en concreto permite una visión espectacular de la playa del Tonel y de toda la costa hasta el Cabo San Vicente como podéis observar en la imagen de arriba. Esta playa es ideal para deportes acuáticos como surf, windsurf o buceo. Cuando fuimos hacía muchísimo viento y había numerosos surfistas disfrutando de las grandes olas.

La playa del Tonel se encuentra en la zona occidental de Sagres. Desde la playa se puede divisar tanto el Cabo de Sagres y su fortaleza, como el Cabo de San Vicente. La playa está rodeada por acantilados que la protegen un poco de los fuertes vientos de la zona. El arenal es de grandes dimensiones y tiene forma de concha.

Fortaleza de Sagres

La Fortaleza de Sagres, también conocida como Castillo de Sagres o Fuerte de Sagres, es una imponente fortificación construida en el siglo XV, que sirvió para defender la ciudad de los constantes asedios corsarios. Está clasificada como monumento nacional desde 1910.

Esta fortaleza sólo tiene una muralla defensiva en el extremo sur, ya que los otros tres están protegidos por los inmensos y empinados acantilados del cabo. En el centro de la muralla se abre el Portón Monumental de la plaza, de estilo neoclásico, coronado por un escudo de armas en el frontón y una placa epigráfica recordando al entonces gobernador del Algarve. Después de pagar la entrada de 3€ por persona, accedimos al interior.

Víctima de numerosos ataques, entre ellos el del corsario Francis Drake en 1587 y sobre todo por el terremoto sufrido en 1775 cuando una gigantesca ola superó la altura del peñasco (a pesar de que en algunas partes el acantilado supera los 80 metros de altura), esta fortaleza ha sufrido numerosas reconstrucciones y transformaciones. En el interior hay un agradable sendero de 1,5 km para pasear por el acantilado, una iglesia, el torreón central, diversos cuarteles, edificaciones como la torre cisterna, un faro, una gruta en la que entran las olas a romper, cañones, una gran veleta, etc.

Rosa de los Vientos

En la imagen de arriba, en primer termino la llamada Rosa de los Vientos (este enorme círculo con 43 metros de diámetro, diseñado en el suelo por piedras es seguramente el foco de intriga y controversia más místico y esotérico). Algunos autores consideran que era un reloj de sol.

Torreón

El torreón central se encuentra perfectamente conservado y ofrece unas bonitas vistas de los alrededores.

Iglesia de Nuestra Señora de la Gracia

La edificación del actual templo de la iglesia de Nuestra Señora de la Gracia vio sustituir, posiblemente en 1570, en la época de Sebastián I de Portugal, la antigua ermita de Santa María mandada erigir en 1459 por el Infante D. Enrique. Después del terremoto de 1755, en que quedó damnificada, fueron ampliados la sacristía y el campanario. Presenta una planta simple cuadrangular de nave única.

Sendero por los acantilados del interior de la fortaleza

Lo mejor de la visita a este lugar, es el sendero que recorre de forma circular el interior de la fortaleza. Se hace totalmente imprescindible por las extraordinarias vistas panorámicas que se tienen.

En la imagen superior vemos al fondo el Cabo San Vicente desde los acantilados de la fortaleza.

Bonita cueva donde rompen las olas. Disfrutando de estas preciosas vistas dimos por concluida la visita a la fortaleza.

Saliendo de la fortaleza

Sin duda que merece la pena visitar la Fortaleza de Sagres. Lugar con historias de piratas, de guerras, de cañones y defensas y como no, de belleza natural única.

Almuerzo

Después de visitar la fortaleza, fuimos al centro de Sagres y buscamos un sitio bonito para almorzar con vistar al mar.

De camino a la playa de Mareta

Después de almorzar, bajamos una cuesta que nos llevó a la famosa playa de Mareta.

Playa de Mareta

La playa da Mareta se encuentra en el centro de Sagres. Se trata de un extenso arenal situado en una bahía protegido de los vientos por los acantilados del Cabo de Sagres.

La playa cuenta con todas las comodidades y es muy frecuentada en verano. Es habitual la práctica de deportes acuáticos como surf o windsurf.

Sagres ofrece la posibilidad de olas para todos los niveles por lo que no es raro encontrarse en las playas para principiantes numerosas escuelas dando clases de surf. También hay variedad de tiendas dónde podrás alquilar tablas a la par que comprar todo lo necesario para disfrutar del surf en la zona.

Después de un rato en la playa de Mareta disfrutando de ver las enormes olas y los surfistas, regresamos al coche para visitar el Cabo San Vicente, a unos 3 km de distancia.

La verdad que Sagres nos sorprendió para bien. No nos esperábamos este lugar tan espectacular.

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