Niebla es un precioso pueblo amurallado de poco más de 4.000 habitantes situado a orillas del río Tinto. Perteneciente a la provincia de Huelva, se encuentra a tan sólo 28 kilómetros de ésta. Posee un rico patrimonio que ha heredado de pueblos y culturas muy diversas con el paso de los siglos. En 1982, fue declarada Conjunto Monumental Histórico-Artístico.

Niebla ha tenido una gran importancia a lo largo de los años, ya que fue reino de taifas. En la actualidad, el peculiar río Tinto, un impresionante recinto amurallado y un castillo de la época almorávide que revelan un pasado plagado de contiendas, hacen de Niebla un lugar que merece ser visitado.

 Puente Romano y río Tinto

Nada más llegar a Niebla, lo primero que descubrimos es el puente romano que nos permite sortear las aguas del río Tinto sobre la antigua calzada romana que unía la desembocadura del río Guadiana con Itálica. Es un puente histórico del siglo II que tiene su origen en la antigua población romana llamada Ilipa, aunque reconstruido posteriormente varias veces, siendo la última en el año 1936 tras la guerra civil.

Todo es espectacular en este río: su entorno de increíble belleza, su cauce y sus aguas de ese peculiar color rojizo. A todo ello, le sumamos su paso por la localidad de Niebla, donde su cauce transcurre bajo el hermoso puente romano cuya estampa te transporta a otro tiempo en otra vida. Está construido en piedra y tiene nueve ojos formados por arcos de medio punto sobre grandes dovelas.

Esta villa milenaria se encuentra en una colina sobre el Tinto, uno de los ríos más singulares de España.

A nosotros nos encantó este lugar y por eso quisimos informarnos más sobre este bonito río y su característico color.

El río Tinto discurre casi 100 km a lo largo de la provincia onubense hasta su desembocadura en la ría de Huelva, donde se funde con el río Odiel. Es conocido por el color rojizo de sus aguas, de ahí su nombre. La coloración tiene su origen en la meteorización de minerales que contienen sulfuros de metales pesados hallados en los yacimientos a lo largo del río.

Por tanto, el rojo de las aguas del río Tinto es a causa del flujo de ácido sulfúrico que contiene, que le confiere el carácter muy ácido. A este proceso se le denomina drenaje ácido de minas. A pesar de esto, las aguas del río Tinto también tienen oxígeno que permite la vida de organismos fotosintéticos. Estos microorganismos, adaptados son acidófilos y se alimentan sólo de minerales; e incluyen algunas especies de hongos y algas endémicas del río.

En la imagen de arriba, vemos el puente romano por la otra cara. Todavía en octubre, el caudal de este hermoso río es sólo el eco de lo que puede llegar a ser. Con suerte, aún hemos podido caminar sobre bonitas piedras que dotan de especial relieve el discurrir del agua en la estación seca.

El río Tinto y su espectacular colorido nos ofrece paisajes de otro planeta. De hecho, la NASA lo escogió como hábitat a estudiar por su posible similitud con el ambiente del planeta Marte y realizó un experimento desarrollado en este río, que ha confirmado la posibilidad de que determinados tipos de organismos puedan sobrevivir bajo las restrictivas condiciones del planeta Marte. El óxido de hierro baña las piedras del cauce del río tiñéndolas de un tono rojizo-anaranjado.

Con esta bonita foto de unas pequeñas cascadas, seguimos nuestro camino para visitar el pueblo. El río Tinto nos fascinó por su colorido. Sin duda un lugar curioso.

Murallas

El recinto amurallado de Niebla conforma dos kilómetros de perímetro defensivo que rodea la ciudad, siendo actualmente la mejor conservada de Europa. La majestuosa muralla árabe que protegía la antigua medina fue construida por los almohades mayormente durante el siglo XII sobre restos de murallas tartésicas, y se reformó en el siglo XV para albergar una fortaleza cristiana, llamado Castillo de los Guzmanes. En el año 1932 la muralla fue declarada Monumento Nacional.

Niebla fue reconquistada por las tropas cristianas al mando de Alfonso X el Sabio, usándose por primera vez la pólvora para ahuyentar al enemigo en la lucha por la posesión de estos territorios andaluces. Se usó de manera muy simple pero abrió camino a una nueva fase en los sistemas de defensa, de ataque y de contraataque.

La muralla cuenta con alrededor de 50 torres rectangulares además de cinco accesos o puerta: la puerta del Socorro, la del Buey, la del Agua, la del Embarcadero y la de Sevilla. Destacan la puerta del Socorro y la del Buey.

Puerta del Socorro

Esta imponente puerta del Socorro frente a la que se encuentra una fuente ornamental con escudo heráldico, forma parte de la muralla urbana de Niebla. Por esta puerta se dice que hizo su entrada Alfonso X el Sabio al tomar la fortaleza. Su nombre procede de una pintura al fresco que hay en una de las paredes del interior del torreón que alberga dicha puerta, en el que se representa la imagen de la Virgen del Socorro del siglo XVI. Aún conserva vestigios romanos.

Puerta del Buey

La puerta del Buey también forma parte de la muralla urbana y según la leyenda, durante el ataque de las tropas de Alfonso X el Sabio, Aben-Mafot, último Rey de Niebla, tras varios meses de asedio y escaseando los víveres dentro de la ciudad, hizo salir un buey cebado por dicha puerta para hacer pensar a las tropas que aún contaban con una gran provisión de alimentos. Sin embargo esta estratagema no dio resultado y los cristianos conquistaron finalmente la ciudad.

Iglesia de San Martín

La Iglesia de San Martín de estilo gótico mudéjar, se encuentra en la plaza del mismo nombre. Es uno de los primeros monumentos que os encontraréis en el casco histórico, si entráis por la famosa puerta del Socorro de su impresionante muralla. Fue construida en la primera mitad del siglo XIII sobre los restos de una antigua mezquita, que fue concedida a los judíos por Alfonso X el Sabio como sinagoga. Después en ella edificaron los cristianos esta iglesia.

De la Iglesia de San Martín o mejor dicho lo que queda de ella, llama la atención por estar partida en dos para facilitar el paso de carruajes. Se dice que estuvo bien conservada hasta el año 1921. Pero en 1922 hicieron el mayor desastre que se le puede ocurrir a nadie. Derribaron el cuerpo central de la iglesia para hacer una carretera.

En un lado quedó parte de la fachada principal y en el otro el ábside con una bóveda gótica totalmente a la vista, la espadaña y la capilla almohade, donde se guarda una imagen del siglo XIV.

Castillo de Niebla o de los Guzmanes

El Castillo de Niebla también conocido como Castillo de los Guzmanes es una fortificación situada en un extremo del recinto murado. Aunque el castillo tiene restos romanos, visigodos y andalusíes, la construcción del edificio actual es posterior a la Reconquista y a la creación del condado de Niebla, siendo el II duque de Medina Sidonia el constructor del castillo actual. En el año 1932 fue declarado Monumento Nacional.

La planta del castillo es de forma rectangular, y está dividida en dos partes: patio de armas y patio de caballerías. El terremoto de Lisboa 1755 provocó graves desperfectos tanto en las murallas como en el castillo, pero fue durante la Guerra de la Independencia donde parte de las murallas y el castillo fueron destruidos por las tropas francesas. A lo largo de su historia, aparte de servir como fortaleza defensiva, también fue alcázar y palacio.

En el interior del castillo podemos ver diferentes salas como:  la cámara de la Condesa con la recreación de un dormitorio señorial y la cocina; las armas y fuelles; la cetrería medieval (los halcones de Niebla tienen gran fama). En este castillo también se imponían crueles castigos a los enemigos. Buena muestra de ello, son las mazmorras en cuyo interior se encuentran numerosos instrumentos de torturas. Nos resultó impactante ver los métodos de torturas medievales, estando todos los objetos debidamente documentados con una explicación de su modo de empleo.Todo este sótano estaba ambientado, con iluminación lúgubre, telarañas, música tétrica, e incluso maniquíes caracterizados.

Iglesia de Santa María de la Granada

La Iglesia de Santa María de la Granada es un templo católico que fue construido tras la reconquista cristiana y al igual que la Iglesia de San Martín, sobre los restos de una antigua mezquita, aunque en este caso del siglo XI, de la que aún conserva la base del alminar, el patio y un nicho del oratorio. El actual templo cristiano de estilo gótico fue levantado desde finales del siglo XV hasta principios del siglo XVI. Está considerado Bien de Interés Cultural y declarado Monumento Histórico-Artístico el 3 de junio de 1931.

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