En la zona más septentrional de la isla, a 479 metros de altitud en lo alto del Risco de Famara, se encuentra el Mirador del Río, una las creaciones arquitectónicas más representativas de César Manrique. Desde aquí podemos contemplar las vistas panorámicas más espectaculares de Lanzarote al Parque Natural del Archipiélago Chinijo, destacando La Graciosa, que está reconocida oficialmente como la octava isla de las Canarias.

Las vistas a La Graciosa y a los islotes de alrededor son impresionantes. El color del agua, los volcanes, la isla en sí… todo es encantador. Ahora bien, puedes disfrutar las vistas pagando la entrada al mirador o gratis desde el exterior. Para nosotros valió 100% la pena pagar la entrada porque si eres amante de las obras de arte, no te puedes perder el mirador en sí. Podrás ver este lugar desde un sitio privilegiado. En cambio, si quieres vistas de la isla sin pagar, aparca en el parking y anda un par de minutos por una pequeña carretera a la izquierda, verás lo mismo pero desde otro ángulo muy diferente y gratis. Nosotros opinamos que mejor las dos opciones: ver todo el entorno desde el mirador y también desde fuera… de verdad que vale muchísimo la pena.

La entrada para los adultos es de 5,00 euros por persona. Nuestro consejo es que adquiráis uno de los bonos disponibles de 3, 4 o 6 centros y así os ahorraréis unos euros. Frente a la entrada hay un parking gratuito.

Desde este mirador podemos observar este grandioso paisaje. Si quieres unas vistas que quitan el aliento, esta opción es la mejor. Puedes disfrutar la panorámica mientras tomas algo. Como ya hemos comentado, hay que pagar para entrar pero vale realmente la pena. 

La obra del mirador cuenta con el principal artífice que es César Manrique, que contó con la colaboración del arquitecto Eduardo Cáceres y del artista Jesús Soto. Supuso un alarde de planificación técnica ya que, con los escasos medios existentes, hubo que proceder a la excavación del terreno y con posterioridad, realizar el edificio y cubrirlo con piedra volcánica. Se comenzó en 1971 y dos años más tarde, en 1973 fue abierto al público.

Absolutamente maravilloso Lanzarote, una de las islas más preciosas que han podido ver nuestros ojos. No hay palabras para describir tanta belleza. Vistas a acantilados, islotes, calas, volcanes, miradores… Imprescindible visitarla.

El Mirador del Río es un lugar especial que merece la pena dedicarle un buen rato simplemente disfrutando de las maravillosas vistas.

Como ya hemos comentado, en el mismo lugar hay una cafetería, que cuenta con una rica oferta en pastelería. También puedes tomar un tentempié mientras contemplas a través de la cristalera toda la isla de La Graciosa y el resto de islotes del Archipiélago Chinijo.

Si desde el exterior el edificio es apenas perceptible, el interior sorprende con sus cuidados detalles, sus impresionantes ventanales de cristal, los ojos del Mirador, concebidos por el artista de tal forma que incrementan el efecto de visión panorámica.

A su vez, desde el lateral también se puede salir al exterior y asomarse al mirador, o subir a la terraza para ver desde lo más alto el famoso estrecho brazo de mar conocido como El Río, que separa la isla de Lanzarote de La Graciosa y que tiene 3 km de ancho. Sin duda son las mejores vistas que se pueden tener de la más pequeña de las ocho islas Canarias y que no dejan indiferente a nadie.

A los pies del  mirador, en la base del risco que le cobija, destacan los colores rojizos de las salinas del Río (imagen de arriba), también llamadas de Guza, las más antiguas del archipiélago canario.

Si miramos al lateral desde la terraza (imagen de arriba), veremos la carretera que circula por el borde del acantilado y desde donde se pueden ver las vistas a La Graciosa sin pagar. Al fondo se ven algunos volcanes, una imagen que te acompañará durante toda tu visita Lanzarote.

El mirador se encuentra en las inmediaciones de los restos de una antigua batería militar que se remonta a finales del siglo XIX y camuflado en la roca con la maestría que sólo un genio como Manrique podría concebir. Plasma, en la sucesión de detalles artísticos y arquitectónicos, su entusiasmo por integrar arte y naturaleza.

En el interior, tras un pasillo decorado con antiguas cerámicas aborígenes, se encuentra la cafetería en un gran espacio acristalado donde destacamos las monumentales y originales esculturas que penden del techo desafiando la ley de la gravedad y que impresiona al visitante.

El interior también cuenta con un souvenir.

La isla de La Graciosa es un paraíso de playas vírgenes de arena dorada, en un paisaje volcánico rodeado de aguas turquesas y casitas blancas. Nada de carreteras, asfalto o contaminación, tan sólo calles y caminos de arena. Un oasis de tranquilidad y relax donde se respira naturaleza por todos los rincones y de donde no querrás regresar. Nosotros tuvimos el privilegio de visitarla. En la imagen de arriba vemos el pueblecito de Caleta de Sebo, donde llegan los ferrys procedente de Lanzarote.

No puedes estar en Lanzarote y no visitar el Mirador del Río. En este enclave disfrutarás de vistas impresionantes, contrastes de bellos colores del mar, la tierra, la roca… ¡Una pasada!.

La Graciosa: Un paraíso virgen

Travesía en barco: Órzola (Lanzarote) – Caleta de Sebo (La Graciosa)

Caleta de Famara, restaurante Mirador de los Valles y Haría

Jameos del Agua: Naturaleza y arte