Además de perderte por los bellos rincones de color azul de la medina y ver la plaza principal Uta el-Hammam, donde se ubican la Gran Mezquita y el Alcazaba, otras dos cosas espectaculares que ver en Chefchaouen son las cascadas de Ras el Maa y el mirador de Bouzafar, donde se obtienen unas vistas panorámicas de esta preciosa ciudad.

Cascadas Ras el Maa

Saliendo de la medina por la puerta más oriental (Bab el Onsar), accederemos al río grande (Oued el Kebir) y podremos contemplar el manantial de Ras el Maa que brota en forma de cascada de la ladera de la montaña con un agua tan fría y cristalina que los lugareños dicen que «al beberla se rompen los dientes«.

Para ver este bonito paisaje hay que ascender al punto más elevado de la ciudad, justo al lado de una de las siete puertas de Chefchaouen, y allí podemos encontrar las cascadas de Ras el Maa, un manantial que abastece de agua potable a la ciudad.

Además, las fuentes del lugar hace posible el funcionamiento de los molinos que bordean el río, y riega los huertos. Es un lugar de visita obligada por lo característico y pintoresco del lugar.

Tomar un zumo natural en las cascadas

En este lugar se puede tomar un zumo de naranja recién exprimido con los pies en el agua (o en las sillas porque el agua está congelada jajaja).

El agua viene de la montaña formando un puñado de pequeñas cascadas que le dan mucho encanto a este lugar. El sonido del agua y las fascinantes colinas más allá de la medina, proporcionan un momento de paz y tranquilidad en plena naturaleza.

Justo donde corre el agua a alguien se le ocurrió habilitar este bonito lugar con sillas y mesas desde donde puedes admirar el paisaje mientras tomas el mencionado zumo de naranja natural y refrescas tus pies con el agua casi helada que fluye desde las montañas.

Sin duda un lugar apropiado para relajarse.

Resulta curiosa que con la fuerza que lleva el agua, no arrastre a las sillas y mesas del lugar que movimos para colocarnos al lado de la cascada.

Este país africano es destino de referencia entre los viajeros románticos, que buscan la calma de un pueblo que me recuerda a las islas griegas aunque está enclavado en la cordillera del Rif pero sin el mar. Chaouen es el contraste mostrado en dos colores: blanco y azul. Y este azul -cobalto, celeste, brillante-, siempre presente, es el que lo ha convertido en uno de los destinos más fotografiados del norte de África.

Nosotros nos lo pasamos en grande viendo este espectáculo de la naturaleza.

El manantial Ras el Maa además de abastecer de agua potable a Chefchaouen, sirve cada mañana a las mujeres del pueblo, ya que vienen a lavar la ropa en una alegre algarabía. Si hace buen tiempo puedes ver a gente dándose un baño.

Lavaderos

Al lado de las cascadas podemos ver a los lugareños hacer la colada, algo que a muchos de nosotros nos resulta de “otra época”. Señoras frotando prendas y alfombras en los lavaderos, que después cuelgan en los tejados y en cualquier sitio para que se sequen al sol. Me imagino el parloteo de estas mujeres restregando las prendas en el agua, mientras se contempla el collage de azules de la medina.


En España hace años que se dejaron de utilizar los lavaderos antiguos, aquellos donde se lavaba la ropa antes de que inventasen las «lavadoras». Por el contrario en Chefchaouen, lo cuidan como oro en paño porque, además ser utilizado todavía por muchas mujeres, sirve como punto de referencia turístico. Precioso contexto con el camino de subida, preciosas vistas y precioso ver fluir tanta agua…

Animales al lado de las cascadas

Al lado de las cascadas nos encontramos con este bello pavo real macho. Resulta inconfundible por el abanico de plumas que muchas veces se confunde con su cola, donde se encuentra el plumaje que mantiene en vertical el abanico circular cuando el pavo real lo extiende.

También vimos ocas paseando relajadamente por el lugar.

Mirador de Bouzafar

El mirador de Bouzafar se acondicionó después la restauración de la mezquita de Jemaa Bouzafar, construida durante el protectorado español, con el fin de rehabilitarlo en zona turística. La ubicación estratégica de esta mezquita en una de las colinas, no sólo permite una vista memorable de la medina, sino también de las montañas de Chefchaouen.

La proximidad de este mirador con el manantial de Ras el Maa, constituye su punto de partida para llegar allí, a través de una subida por un sendero de unos 15-20 minutos que cruza las faldas de la montaña por una colina, hasta llegar a la mezquita Jemaa Bouzafar o mezquita Española.

Durante la subida se divisa una magnífica panorámica de la ciudad.

Mezquita Jemaa Bouzafar o Mezquita Española

La pequeña mezquita Jemaa Bouzafar,  también denominada mezquita Española porque la construyeron los españoles a principios de los años treinta para la población local. El nombre de Bouzafar que en árabe significa “gran mostacho” es debido a que el constructor fue un hombre de grandes bigotes. Es de planta octogonal y está inspirada en la Torre del Oro de Sevilla. La subida a la colina coronada por Bouzafar, constituye el final de este camino. Esta mezquita colonial del siglo XV fue restaurada y su entorno rediseñado para permitir a los turistas tomar fotos de la impresionante panorámica de la medina de Chefchauen las montañas de Rif de Marruecos.

Teniendo en cuenta la situación del pueblo de Chefchaouen es difícil imaginar que en esta ciudad no haya miradores. Para nosotros, el mirador Bouzafar es sin duda el mejor. Es curioso que cuando ves desde arriba un pueblo que desde abajo se ve tan azul, desde las alturas se ven otros colores y es que existen muchas casas que solo pintan la planta baja para unirse al entramado de calles azules de la medina sin pintar la primera planta.

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